lunes, 31 de marzo de 2014

Una rama no es un souvenir

Los cerezos cubren el Valle con su manto de pétalos blancos. Gargantas, cascadas y torrenteras ponen la banda sonora a un paisaje único

La máxima premisa que debemos tener en cuenta a la hora de adentrarnos en el tapiz de cerezos es respetar los árboles y las propiedades privadas. Los agricultores recuerdan cada año que una rama de cerezo no es un obsequio ni un recuerdo. La flor lejos de su árbol se marchita en horas y el cerezo queda seriamente dañado para futuras cosechas.

Guía para exprimir el Jerte

La explosión blanca ha llegado al Jerte. Hace días que comenzó la floración de dos millones de cerezos que dan fama al valle cacereño. A pesar de los nubarrones, este es el fin de semana perfecto para visitarlo. Los expertos aseguran que la floración alcanza ahora su máximo esplendor. Uno de los espectáculos naturales más bellos de Extremadura apenas dura 15 días. No hay tiempo que perder. Una escapada de dos días puede servir para sacar partido a las infinitas posibilidades que ofrece la comarca. Agua fresca y cristalina brotando rabiosa entre gargantas y cascadas, encajonadas en laderas y cultivos ordenados en terrazas.
Al valle hay que llegar sin prisas. Y a ser posible en días de diario para evitar las aglomeraciones del fin de semana. Los árboles de flores reventonas se abren paso y engalanan ambos lados de la N-110, la carretera que serpentea paralela al cauce del río Jerte. Las copas tupidas de ramas blanquedas atrapan la mirada desde el minuto uno. Dan ganas de abandonar el coche cuando antes y acercarnos a los pétalos para fotografiar el detalle.
La floración del cerezo sigue los caprichos de la meteorología. No siempre se produce en la misma fecha, siempre a merced del sol y la lluvia, el peor enemido estos días.
No todos los cerezos muestran su hermosa y sencilla flor de forma simultánea. Primero abren las de la zona que más horas de sol recibe y después el manto blanco se extiende por las laderas, hasta que la postal se completa blanqueando el Puerto de Tornavacas, la zona más fría del valle. Durante unos días, con cielos despejados, es posible contemplar el manto cubriendo la comarca en su práctica totalidad.

 

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